ORACIÓN A DIOS PADRE
Padre Dios, te quiero
muchísimo, te doy gracias
por haberme creado, haberme
dado mis padres,
mi familia y mis amigos, y
sobre todo por concederme
el don de la fe, con la cual
puedo conocerte, tratarte
y amarte.
Sé que guías mis pasos en
esta Tierra para que llegue felizmente al Cielo, y que todo lo que me ocurre lo
ordenas para mi bien. Es verdad que a veces tus planes superan mi inteligencia
y no los comprendo, o me hacen sufrir, pero sé que en el fondo siempre buscas
mi felicidad y mi salvación. Por eso me propongo, con tu ayuda, aceptar de
buena gana lo que me mandes y cumplir todo lo que me pidas.
Ayúdame a reconocer tu
Voluntad cuando me hablas a través de mis padres, mis profesoras, y otros
mayores que me quieren y me conocen, y a obedecerles con prontitud y alegría.
Quiero imitar a tu Hijo Jesús en la casa de Nazaret, que obedecía a María y
José, y de ese modo iba creciendo en sabiduría, gracia y estatura.
Oh Dios, Padre amoroso, que
me quieres más que todos los padres y madres del mundo juntos, y que eres mi
refugio, mi consuelo y mi fortaleza, en ti confío, a tus manos me abandono y en
tu regazo me escondo. Amén.
ORACIÓN DEL DOMINGO
Oh
Jesús, que nos has regalado el Día de tu Resurrección, o sea el Domingo, para
que participemos en tu victoria sobre la muerte, el pecado y el demonio, te doy
gracias por esta fiesta semanal donde nos unimos a Dios Padre,
que descansó el séptimo día de la Creación, y te adoramos a Ti, Señor del
tiempo y Rey de la Historia.
Ayúdame
a vivir el Domingo como tú quieres, sembrando unidad en mi familia, colaborando
en las cosas de la casa, evitando discusiones, y creando a mi alrededor, con mi
cariño y mi sonrisa, un ambiente donde todos sintamos tu presencia y tu amor.
Pero
sobre todo, Jesús, enséñanos a participar ese día en la Santa Misa, que es como
el alma del Domingo, aunque a veces cueste sacrificio, pues de ella
sacamos la fuerza y la luz para toda la semana.
Haz,
Jesús, que todos los cristianos cumplamos fielmente esta ley de tu Iglesia,
demostrando así que somos miembros de tu Pueblo.
Que
cada Misa dominical sea un verdadero encuentro contigo, para pedir unos por
otros, alimentar nuestra fe y reforzar la unión con mi familia, con mis amigos
y con toda la Iglesia.
Amén.
ORACIÓN A LA EUCARISTÍA
Oh Jesús que te has hecho pan
del peregrino y alimento de las almas, te doy gracias por la Eucaristía, tu
gran invento de amor para permanecer con nosotros hasta el fin del mundo.
Gracias porque en cada Misa,
a través de los signos y palabras de la liturgia, revivimos tu Pascua, es
decir, tu pasión, muerte y resurrección, con los cuales nos has salvado.
Quiero unirme a tu sacrificio
descargando sobre el altar todo lo que llevo en el corazón: lo que me preocupa,
lo que me ilusiona y lo que me gusta; mi familia y mis amigos, mis clases y mis
deberes, mis juegos y mi diversión, ¡que todo suba al Cielo en el cohete de tu
Misa!
Gracias también por quedarte
en el Sagrario, acompañándonos como el Gran Amigo que nunca abandona, para
escucharnos y consolarnos, para llenarnos de fuerza, para modelar nuestros
amores según tu Corazón.
Me propongo visitarte con frecuencia
para que se me peguen tus virtudes, tus sentimientos y tus deseos, para ver las
cosas como Tú las ves. Enséñame a darme como tú te das, servir como tú sirves,
unir como tú unes, amar como tú amas. Amén.
ORACIÓN A JESÚS
CRUCIFICADO
Oh Jesús, que has sufrido la
Pasión por amor a mí y a todos los hombres, para salvarnos del pecado, de la
muerte y del diablo, haz que yo sepa unirme a tu Santa Cruz en los pequeños
sacrificios de cada día, ofreciéndote con alegría todo lo que me cuesta: lo que
me produce cansancio, enfado o vergüenza, la desgana para estudiar, la
paciencia con quien me chincha, la comida que no me gusta, la obediencia en lo
que me resulta difícil o no entiendo, y tantas otras cosas en las que me
esperas tú. Que yo valore estos cachitos de Cruz, aprovechándolos para
consolarte, unirme a ti, y hacerme cada día más conforme a tu Corazón.
Concédeme por intercesión de tu Madre, la Virgen Santísima, fortaleza y
generosidad para no apartarme nunca de tu santa Cruz. Amén.
ORACIÓN DE NAZARET
Oh
Jesús, que has crecido en el hogar de Nazaret conviviendo con María y José,
queriéndoles mucho, obedeciéndoles, y colaborando con ellos en las cosas de la
casa. Enséñame a participar también yo en el orden, la limpieza y el adorno de
mi hogar, como un modo de imitarte, hacer familia y salvar a las almas.
Divino
Maestro, tú que prometiste el Cielo a quienes te dieran de comer y de beber, te
vistieran y te visitaran en la persona del prójimo, enséñame la lección más
importante de todas, que es el arte de servir, empezando por los
que tengo a mi lado, pues sólo entonces maduraré como persona, y desarrollaré
tantos talentos y aptitudes que has sembrado en mi corazón.
María
Santísima, que has alcanzado lo más alto del Cielo desempeñando, con orgullo y
responsabilidad, el oficio de ama de casa, mostrando así a todos los hombres
que servir es reinar, y que has criado a Jesús para dárnoslo como
Hermano, hazlo crecer entre nosotros como creció en Nazaret, para que lo
sintamos cerca y lo amemos cada día más.
San
José, Jefe de la casa de Nazaret y Maestro de Jesús, intercede por tus hijos.
Amén
ORACIÓN POR LAS COMPAÑERAS
Oh Jesús, mi gran Amigo, que
nos mandas amarnos unos a otros como tú nos has amado, haz que en mi clase
todas nos queramos de verdad y jamás caigamos en la murmuración, la envidia o
el rencor, que endurecen nuestros corazones y nos alejan de Ti.
Que yo sepa apreciar las
cualidades de mis compañeras, perdonar sus defectos, interesarme por sus
familias, y compartir sus gustos y aficiones. Si nos enfadamos, que hagamos
pronto las paces, y en el recreo, que nadie se sienta excluida o sola por mi
culpa, sino que todas participemos en los juegos, de modo que lo pasemos bien y
seamos cada día mejores amigas.
Tú que me has dado tantas
cosas, ayúdame a compartirlas con mis compañeras, para que sean felices, te
quieran cada día más, y un día nos reunamos todas, contigo y la Virgen
santísima, en el Cielo. Amén.